Año 2017. El café torrefacto impera a sus anchas en España. Cincuenta años de dictadura sin manifestaciones ni levantamientos contra la que ahora se alza un pequeño grupo de rebeldes. Armados con portafiltros limpios, café de altura y mucha ciencia empiezan a ser legión, y uno de los bastiones principales de la resistencia es Hola Coffee, que ha llegado a Lavapiés para enseñarnos lo que es el café de especialidad y lo que mola vivir de una pasión.
Café de especialidad
En Hola se estrenaron tostando un Etiopía Nensebo (Sidamo) que era mandarina pura y, ahora, te costará elegir entre su Guatemala Efrain Bautista orgánico, el Honduras Cual Bicicleta o las opciones africanas de Kenia (Ndundu AA) y Etiopía (Kochere). Todos se sirven en tazas de cerámica hechas a mano por laonpotery.
Si te va la marcha, lo mejor es pedir lo que te suene más raro de la carta y animarte a descubrir métodos de preparación y sabores diferentes. Un filtro, si nunca lo has probado y lo sigues catalogando como aguachirri, el licor café que hace honor al origen gallego de Nolo, un iced latte si aprieta el calor o el té de kombucha.
Desayuno y merienda
En Hola también se come, acaban de actualizar su carta (febrero 2019) con nuevas tostadas, la siempre socorrida con mantequilla ahora acompañada por huevos revueltos y tomate asado . A nosotras, que somos golosas, nos encanta su rollo de canela calentito y las cookies veganas de chocolate. Son dos de los especiales que llegan directos del horno de Mision Café.
Mucho más que moderno
¿Entonces es otro sitio hipster de esos que empiezan a ser plaga en Lavapiés? Sinceramente, no. Hola Coffee es mucho más que estética y blogueras de moda en busca de su dosis de aguacate y su foto para Instagram. Hay respeto por un producto y muchas ganas de cuidarlo y de enseñar a los clientes a disfrutar de él. Eso significa luchar contra mitos como el del torrefacto, porque el café no debe ser amargo ni dañino, desterrar para siempre el azúcar (innecesario si el café es de calidad) y darnos cuenta de que ser barista no consiste solo en hacer dibujitos con crema de leche. Si os pica la curiosidad, organizan catas, cursos y talleres para adentraros en este mundillo que parece avanzar cada vez con más fuerza.
Ganar esta guerra consiste en convencer a muchos de que hay que ser más exigente y también pagar más, que un buen espresso puede costar 2 euros porque tostar adecuadamente el grano de café y prepararlo para sacarle su mejor sabor tienen un precio. La lucha promete ser larga y nosotras ya hemos elegido bando.
Hola Coffee
c/ Doctor Fourquet, 33