En París hay muchos cafés en los que no se bebe café; son los de las copas de borgoña, el filete y las discusiones sobre la naturaleza humana. Esa es la promesa de Paris, la del bon vivant. Pero si lo que buscas es beberte un buen filtro los sitios que tienes que visitar son estos:
Fragments

La cafetería del mosaico de colores y Bruce Lee es una de nuestras preferidas. Un local estrecho con pocas mesas y mucha madera que tiene una carta de desayunos con los clásicos huevos revueltos con tostadas, otra de aguacate con cebollino y huevo pasado por agua y si eres más de dulce te recomendamos probar sus rollos de canela o su tarta de zanahoria. Fragments está en uno de los barrios de moda en Paris: Le Marais.
Le Peloton
El Tour es casi tan francés como La Marsellesa y Le Peloton es el particular homenaje de un americano a la carrera cumbre del ciclismo en ruta. Nos pareció el sitio más arriesgado, el único donde nos prepararon un Etiopía natural de altura. Su desayuno estrella son los gofres, esponjosos y ligeros aunque les pongas medio kilo de sirope de arce. Los croissants también merecen la pena. Además, alquilan bicis para que te des un paseo por su barrio y sigas descubriendo las tiendas y rincones de Le Marais.
Coutume
La cafetería de uno de los tostadores de referencia en Francia. La más hipster, llena hasta la bandera un sábado por la tarde. Tuestan café de temporada allí mismo. Buena opción para desayunos contundentes, brunch y meriendas (mejor reservar los findes) o para comprar café en grano.
Café Kitsune
La marca japonesa del zorro es sello discográfico, tienda de moda y complementos, revista y una minúscula cafetería de especialidad imprescindible en París. Para visitarla hay que entrar en una galería que da a los jardines del Palais Royal. Barra alargada, poco espacio y una señora japonesa que maneja el negocio con libreta vieja y boli en mano. Jefa eficiente y café normalito; parece que el matcha triunfa más entre su clientela.
Cuando hace buen tiempo sacan terraza y justo al lado los turistas hacen cola en una bombonería que parece sacada de la mente del creador de Ratatouille. Si tienes la desgracia de que Maison Kitsuné, en la calle trasera, esté abierta, querrás gastártelo todo.